domingo, 18 de octubre de 2009

(105) "GURU" (2007): TERE BINA (SIN TI)

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TERE BINA


Dum dara dum dara mast mast

Dara Dum dara dum dum
Oh hum dum bin tere kya jeena
Oh amor, ¿qué es la vida sin ti?


Tere bina beswaadi beswaadi

Sin ti las noches no tienen color

ratiyaan, Oh sajna.

Oh amor, no tienen perfume.

Rookhi re oh rookhi re,
Y como preso de una enfermadad

Kaatore kaate katena.
En la eterna noche que no cesa.



Na jaa chaakri ka mare

No me dejes, te lo ruego
Na ja Souten pukaare
No me dejes, tu amante te llama

Saawan aayega toh poochega
Cuando vengan las lluvias preguntarán por ti
Na ja re.
No te vayas.



Pheeki pheeki beswaadhi
Sin color, sin aroma
Yeh Ratiyaan
Así son las noches
Kaatore kate na kate na
Y pasan tan despacio
Ab tere bina sajna sajna
Sin ti, mi amor
Kaate Kate na

No quieren terminar
Katena Katena tere bina

Eternas noches sin ti.


Tere bina beswaadi beswaadi

Sin ti las noches no tienen color
ratiyaan, Oh Sajna Oh.

Oh amor, no tienen perfume.



Tere bina chand ka sona khota re
Sin ti la luna carece de brillo

Peeli peeli dhool udaawe jhoota re

Todo aparece falso ante mis ojos
Tere bina sona peetal.
Sin ti el oro es sólo cobre.
Tere sang keethar peepal

Todo irá bien cuando regreses a mí

Aaja katena ratiyaan

Vuelve y haz que acabe mi noche.

Dum dara dum dara mast mast

Dara Dum dara dm dum

oh hum dum Bin tere kya jeena

Oh amor, ¿qué es la vida sin ti?


Texto: Sampooran Singh Kalra (Gulzar)

Ahora que parece que el verano nos abandona definitivamente, y esta vez parece que va en serio, y ante el tono tan estirado que estaba alcanzando últimamente el blog nada mejor que un poco del mejor Bollywood para refrescar el ambiente. En esta ocasión una estupenda canción del gran maestro de la música india, el oscarizado A. R. Rahman, con letra de otro de los grandes de Bollywood, Sampooran Singh Kalra, más conocido como Gulzar . Perteneciente al film "Guru" y compuesta en 2006 el tema está interpretado por el propio Rahman acompañado por Chinmayee.

Los que ponen la cara en la pantalla, y qué cara, son el matrimonio, en la vida real, formado por Abhished Bachchan y Aishwayra Rai y como las canciones de Bollywood sin su puesta en escena cinematográfica, le pese a quién le pese, no son nada aquí os dejo la canción en un vídeo del YouTube con bastante buena resolución:
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Aquí os dejo la canción para descargar:

DESCARGA MP3 "TERE BINA"

Y para los más entusiastas que quieran la banda sonara completa del film aquí van dos enlaces posibles:

DESCARGA "GURU" MP3 (arrahman-doregama.blogspot.com)

DESCARGA "GURU" MP3 (mp3sansar.blogspot.com)

sábado, 10 de octubre de 2009

(104) CRECQUILLON: "Mort m'a privé"

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Mort m’a privé par sa cruelle envye

La Muerte me ha privado por su cruel voluntad

D’ung medecin congnoisaant ma nature;

Del médico sabedor de mi naturaleza;

Et m’a remis en si grand frenesye

Y me ha abandonado en tan gran frenesí

Qu’en peu de temps j’ay bien changé pasture.

Que en poco tiempo bien he cambiado de materia.

Riens ne m’y vault ma grand progeniture:

De nada me vale mi gran abolengo:

Vertu me couvre armée de patience;

La Virtud me abriga armado de paciencia;

Divin voloir passe humaine science.

La voluntad divina más allá va de la humana ciencia.


Tiziano (1548): Carlos V a Caballo en Mühlberg (detalle)

Cuando el primero de mayo de 1539 Isabel de Avis y Trastámara, más conocida como Isabel de Portugal, fallece en Toledo tras dar a luz a su sexto hijo deja a su primo y esposo, el emperador Carlos V, en el más absoluto desconsuelo.

Christoph Amberger (1532): Carlos V

Tras trece años de matrimonio el enlace concertado entre las dos familias, los Habsburgo y los Avis, había resultado todo un éxito tanto en lo político como en lo personal. Ahora la pena del emperador sólo podrá encontrar consuelo entre los muros del monasterio de Santa María de la Sisla donde permanecerá encerrado durante dos meses.
De regreso a sus obligaciones al frente del gobierno del estado pocas mujeres ocuparan la atención del emperador, quizá el caso más conocido sea el de Bárbara Bamberg, madre del futuro Don Juan de Austría, permaneciendo siempre presente en su memoria una profunda añoranza por su malograda esposa.

La emperatriz Isabel. Pompeo Leoni (1555)

Para mantener vivo este recuerdo Carlos V encarga a diversos artistas la realización de varios retratos bien en forma de lienzo, de escultura de bronce o de relieves en mármol siempre con la imagen de Isabel como protagonista.
De entre todas estas creaciones es, sin duda, el retrato que realizara Tiziano en 1548 la obra más conocida de todas, por la que el emperador siempre sintió un especial aprecio y que acompañó a éste en sus últimos días en su retiro de Yuste.

Tiziano (1548): Isabel de Portugal

Para la realización de la obra Tiziano se valió de un retrato previo de la emperatriz que, como recordaremos, hacía casi diez años que había desaparecido.
Podemos imaginar la dificultad que, para un retratista de la talla de Tiziano, suponía la realización de un encargo de estas características. No nos resulta, por tanto, nada extraño encontrar el idealizado rostro de la emperatriz un tanto ausente y frío en contraste con el preciosismo del lujoso vestido, de la cortina y del paisaje.

Estatuas orantes de Carlos V e Isabel (en primer plano) en el monasterio de El Escorial.
Pompeo Leoni (1585)


Pero, no sólo en el terreno de las artes plásticas encontró el monarca la forma de homenajear a su recordada esposa. Carlos V, tan amante y protector de las artes como la gran mayoría de los miembros de la casa de Austria, supo rodearse, allí donde quisiera que las necesidades del imperio le reclamaran, de todo tipo de músicos, tanto españoles y portugueses como flamencos.
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Mille regretz de vous abandonner
Mil pesares por abandonaros
Et d'elonger votre face amoureuse.
Y por alejarme de vuestro rostro amoroso
J'ai si grand dueil et peine douloureuse
Siento tanto duelo y pena dolorosa
Qu'on me verra brief mes jours deffiner,
Que, en breve, se verá el fin de mis días,
Brief mes jours deffiner.

Juan Pantoja de la cruz (1599). Óleo sobre el cenotafio de Pompeo Leoni

Como ejemplo más conocido de este gusto de Carlos V por la música cabe destacar que la transcripción para vihuela de la canción "Mille regretz" de Desprez, que Luis de Narváez publicaría en 1538, y por la que el monarca sentía una especial predilección, pasaría a ser conocida desde entonces como "La canción del Emperador". Aunque Isabel no fallecería hasta un año más tarde esta canción se nos presenta como un terrible presentimiento de la triste suerte que en poco tiempo correría la emperatriz.
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Además de la música de Josquin Desprez el emperador admiraba singularmente la obra de Thomas de Crecquillon al que en varias ocasiones elogió como "auténtico Orfeo de nuestro tiempo".
Poco conocido en nuestros días pero, como hemos visto, enormemente apreciado por sus contemporaneos Crecquillon formaba parte de la capilla musical que acompañaba al emperador durante sus más que prolongadas estancias por tierras alemanas y flamencas. Queriendo compartir la añoranza de Carlos por Isabel el músico compone esta original canción, "Mort m'a privé", un tanto alejada de los convencionalismos de la época y en donde Crecquillon nos habla del dolor por la pérdida del ser amado, de lo inútil del poder y del rango ante la todopoderosa Muerte, y de la paciencia y de la resignación como únicos remedios ante la indiscutible voluntad divina.

El sello Hyperion publicó hace poco un CD con alguna de las canciones más conocidas de este compositor incluída las dos versiones, la otra es para cinco voces, de "Mort m'a privé" interpretadas por The Brabant Ensamble. Tanto el CD como las interesantes notas del cuadernillo del disco los podéis descargar en el blog "Musicalische Opfer":

DESACARGA CRECQUILLON: MORT M'A PRIVÉ


martes, 6 de octubre de 2009

(103) BORIS IZAGUIRRE Y FANTIN-LATOUR

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Henri Fantin-Latour (1836-1904)
Autorretrato, 1861


Reconozco que nunca he mostrado ni demasiada simpatía ni un especial rechazo por el personaje que tan hábilmente ha sabido vendernos a través de los medios, y durante estos últimos años, el señor Boris Izaguirre. Y, aunque tampoco soy persona que disfrute con los histrionismos exibicionistas ni con las astracanadas televisivas, he de asumir que en más de una ocasión, llevado por la indolencia nocturna, he sido testigo de más uno de sus particulares shows.

Un rincón de mesa (1872)

En esta ocasión, y consultando la edición del día 5 de octubre de El PAÍS.com, me vuelvo a encontrar con nuestro polifacético amigo ahora demostrando sus nuevas habilidades como comentarista de arte.


Llevado por una lógica curiosidad y, más que nada, por el gran interés que ha levantado la exposición que durante estos días presenta el museo Thyssen sobre Fantin-Latour me dispongo a ver el vídeo que con tal motivo nos presenta el diario digital.
El omnipresente gurú televisivo entre los lienzos de un museo: ¿qué puede salir de todo ésto?
Al instante mis dudas quedaron disipadas.


Y es que el resultado no puede ser más bochornoso.
¿Cómo es posible que, en los escasos cinco minutos que dura el reportaje, se puedan acumular tal cantidad de despropósitos?
Y es que las "ingeniosas" perlas con las que el conocido showman nos ilustra algunos de las obras expuestas, todas ellas a medio camino entre la banalidad más absoluta y la frivolidad más zafia, no tienen desperdicio.
De entre todas ellas tan sólo destacaré la que me parece más lamentable pero, al mismo tiempo, más ilustrativa y que explica a la perfección lo singular de los tiempos que vivimos y la categoría que alcanzan algunos de los que hoy en día son considerados como "referentes" de la cultura en nuestro país.

Mrs. y Mr. Edwards (1875)

Ante el retrato de los esposos Edwards Izaguirre no duda en referirse a ellos como "pareja muy vinculada al arte, pero que, como pareja, debería aburrirse mucho". No contento con semejante afirmación, y ante un nuevo retrato del mismo matrimonio donde aparecen interpretando una pieza musical, nuestro ilustre comentarista, que debía conocer muy íntimamente a ambos cónyuges, profundiza en la esencia del cuadro con gran sutileza agregando:

- "Evidentemente en este cuadro podemos observar que hay mucho más Schumann que sexo".

No creyendo que sus comentarios hayan logrado desentrañar la auténtica clave que nos permita descifrar el verdadero tema que Fantin-Latour nos propone en su pintura nuestro amigo prosigue en su escalada de despropósitos:

- "Pero, también nos hace pensar que la vida sin el cine, sin la radio y sin la televisión debía ser tremendamente aburrida".

Para terminar sus profundas observaciones con esta contundente conclusión:

- "Lo grande de este cuadro es que nos tranquiliza pensar que todo ha cambiado, y mucho...y para bien".

De las alusiones a un posible "menage a trois" con su cuñada y a lo fea que pintaba a su mujer mejor no hablar.

Todos estos comentarios no dejarían de ser una anécdota más dentro de cualquiera de los espacios televisivos nocturnos a los que nos tiene acostumbrado el señor Izaguirre pero, en un periódico de la categoría de El País, ¿cómo se permiten incluir semejante zafiedad entre sus contenidos?
Y el señor Vincent Pomeréde, comisario de la exposición, ¿qué pensará de todo ésto?


Si con semejantes aportaciones los responsables de la muestra piensan fomentar la asistencia a la exposición de la Thyssen o a cualquier otra ... ¡en verdad que vamos por buen camino!
Yo, por mi parte, para ver el careto de muermo del matrimonio Edwards mejor me quedo en casa viendo Tele5 ... que esta noche ponen "La Noria".

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domingo, 4 de octubre de 2009

(102) JOSÉ de RIBERA: Santiago el Mayor

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Uno de los grandes privilegios de entre todos los que podemos gozar los sevillanos, y del que tantas veces la gran mayoría ni nos acordamos, es el de poder pasear por los patios y las salas del Museo de Bellas Artes.
Y de entre todas las maravillas que encierra disfrutar de la que, desde el día en que la contemplé por primera vez, es, sin duda alguna, mi favorita.


Para dar con ella el camino es muy sencillo. Una vez dentro del museo y atravesando el patio del pozo accedemos por la gran escalera a la planta principal y a los pasillos que circundan uno de los claustros del antiguo convento. Uno de estos corredores, si no recuerdo mal es el primero a la izquierda, nos lleva directamente a la sala IX.

Nada más enfilar el pasillo tan sólo habrá que dejarse conducir por la misteriosa mirada que desde el fondo de la sala nos contempla atrayendo poderosamente toda nuestra atención.
¿Pero, quién es el personaje que así nos mira?
Por el hábito de peregrino y por la pequeña concha que se descubre tras la capa podemos deducir que nos encontramos ante una representación del apóstol Santiago. Sin embargo, el pintor, como queriendo cumplir con las exigencias del encargo de la manera más anecdótica posible, ha reducido al máximo los atributos iconográficos con los que habitualmente identificamos al santo para centrar toda su composición, y toda nuestra atención, en la personalidad del modelo.

José de Ribera (Játiva 1591-Nápoles 1652)
Santiago el Mayor (hacia 1634)


Lo cierto es que esta "humanización" del santo no nos sorprende en absoluto pues ,al igual que su admirado Caravaggio, y gran parte de sus contemporáneos, José de Ribera, que así se llama nuestro artista, utilizaba modelos buscados entre la población local, ya fueran viejos o jóvenes, para la realización de sus obras. De esta forma sus santos y apóstoles, como en el caso que nos ocupa, no es de extrañar que tengan el aspecto de los cargadores, pescadores o mendigos que el pintor encontraba entre los pobladores del puerto de Nápoles.


Considerado junto con Goya como el mejor grabador español Ribera, entre 1620 y 1626, consagra casi la totalidad de su producción a la realización de aguafuertes. Por tanto, no es de extrañar la gran maestría en el dibujo que el pintor levantino alcanza en este cuadro. Nuestro artista lleva ya más de quince años residiendo en Italia y las huellas de pintores venecianos así como la de Caravaggio han dado paso a un estilo más personal. También queda patente en esta obra la admiración del pintor por la antigüedad clásica de la misma forma que un cierto alejamiento del tenebrismo propio de su primera época nos permite apreciar un nuevo tratamiento de la luz y del color.





Magistral resulta también el empleo de las diferentes texturas que la sabia pincelada de un Ribera de cuarenta y tres años es capaz de producir en la plenitud de su arte, como podemos apreciar en estos detalles.


En resumen, una magistral obra de arte que destaca por su sobriedad y sencillez pero también por su elevado nivel técnico y por la profundidad psicológica de su protagonista.
Una maravilla que, para los que viváis en Sevilla, está muy cerca, en el museo de nuestra ciudad. Merece la pena.

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