domingo, 21 de diciembre de 2008

(68) BACH CAMINO DE LEIPZIG

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En el año 1721 dos matrimonios marcarían profundamente el destino de J.S. Bach en Köthen. En primer lugar el suyo propio con la joven soprano Anna Magdelena Wilcke tras la muerte de su primera esposa, María Bárbara, en 1720 y que le había dejado viudo y con siete hijos. Si este enlace trajo de nuevo la alegría a la vida del desconsolado músico el contraído por el príncipe Leopold Anhalt-Cöthen, a cuyo servicio trabajaba Bach como Kapellmeister desde 1717, tan sólo una semana más tarde con su prima, Fredericka Henriette, precipitó de forma irremediable su partida hacia Leipzig.


Vista de Leipzig a finales del siglo XVIII

Según cuenta la historia las relaciones entre señor y siervo antes de la boda eran casi idílicas. El príncipe, gran amante de la música, acostumbraba a tocar el violín en la orquesta de la corte y es posible que interpretara alguna de las numerosas composiciones que Bach creara durante estos últimos cuatro años. Sin embargo, tras la boda la tal Fredericka inició una campaña para convencer a su esposo de que abandonara unas actividades que ella creía poco apropiadas para un príncipe.

Vista de Leipzig en la actualidad.

En 1722 la situación llega a ser tan tensa que Bach comienza a barajar la posibilidad de trasladarse a otra ciudad en busca de unas mejores condiciones laborales. La ocasión perfecta llegó pocos meses más tarde con la muerte de Johann Kuhnau en junio de este mismo año, acontecimiento que dejaba la plaza de director de la Thomasschule de Leipzig vacante.

Thomaskirchof a principios del siglo XVIII
Al fondo el edificio de la Thomasschule

La ciudad de Leipzig en estos años era una de las más importantes y prósperas de Alemania. Con más de 30.000 habitantes y a pesar de no contar con una corte estable la importancia de su universidad, de sus imprentas y de sus ferias comerciales unida a su estratégica situación la convertían en una de las más cosmopolitas capitales de Europa. No es por tanto de extrañar el gran atractivo que este destino representaba para nuestro músico.

Monumento a Johann Sebastian Bach junto a la Thomaskirche de Leipzig

Sin embargo, no todo eran ventajas en este nuevo empleo. El trabajo como Cantor de Santo Tomás tenía mucho más de maestro de escuela que de compositor. Precisamente el hecho de tener que enseñar a los alumnos disciplinas tan áridas para un músico como el latín había disuadido a varios candidatos anteriores a aceptar el puesto. Entre éstos los hubo tan ilustres como Telemann y solamente ante la escasez de aspirantes el Consejo de la ciudad se decidió a aceptar la oferta de Bach.

Documento de abril de 1723 por el que Bach es contratado como
"Directore Chori Musici Lipsiensis"


El 22 de mayo de 1723 llegaba Bach con su familia a su nueva residencia. A pesar de las duras condiciones del contrato, más propias de un funcionario que de un artista de su categoría, y del trato distante que siempre encontraría dentro de Consejo municipal la llegada del músico fue recibida como todo un acontecimiento por la prensa local:
"El pasado sábado, cuatro carromatos con las pertenencias del nuevo Kapellmeister procedente de la corte de Köthen han llegado a Leipzig a las dos de la tarde. Él y su familia han llegado en dos coches y se han trasladado, a continuación, a sus recién decoradas dependencias en el edificio de la escuela".

Una de las principales obligaciones de Bach en Leipzig era la de abastecer de música durante todas las festividades del año a las cuatro principales iglesias de la ciudad. En estos grabados de la época podemos ver las dos más importantes: a la derecha la Thomaskirche y la Nikolaikirche a la izquierda. En ambas se alternaban cada semana los mejores cantores de la Thomasschule interpretando las cantatas que para la ocasión eran compuestas por su Thomaskantor.

Thomaskirche

Nikolaikirche

A la izquierda, el edificio de la Thomasschule. En la otra imagen el edificio del "Café Zimmerman" donde tenían lugar numerosas veladas musicales

De sobra son conocidas las limitaciones, tanto de tiempo como de efectivos, con los que Bach contaba para este cometido y que tantas disputas le acarrearon con el Ayuntamiento.
A ésto podemos añadir, a diferencia de la libertad con la que podía trabajar en Köthen, el férreo horario de actividades a que se debía ajustar cada jornada en su nuevo cometido:
Los lunes, martes y miércoles, de nueve a doce estaban dedicados a las clases de canto.
El jueves podía disponer libremente de todo el día.
El viernes se impartían el resto de disciplinas, suponemos que con el dichoso latín incluido.
Los sábados por la tarde tenía lugar el único ensayo (!!!) de la cantata que al día siguiente se interpretaba en el servicio matinal.


Órgano y coro de la iglesia de Santo Tomás

La escuela contaba con unos 60 jóvenes de edades comprendidas entre los once y los veinte años y procedentes de las clases más desfavorecidas de la ciudad. Según una nota del propio Bach tan sólo 17 de ellos eran bastante buenos para cantar. Con unos 20 más se podía, con mucho esfuerzo, sacar algo de música. Pero al resto los calificaba sin ambages de auténticamente incapaces. Para estos últimos quedaba el dudoso honor de atender el servicio dominical en las otras dos iglesias de la ciudad, la Neuekirche y la Petrikirche, donde, por regla general, no se interpretaba la música de Bach y sí himnos y corales de más sencilla ejecución. Para la parte orquestal se podía contar con la "Städtisches Orchester" que con sus escasos diez miembros también entraba dentro de las competencias del nuevo Thomaskantor.
¡Y en estas condiciones compuso la obra que todos conocemos!
Afortunadamente la culta sociedad de Leipzig contaba con más músicos, entre ellos el famoso Gottfried Reicha, deseosos de participar en las obras del apurado compositor que en pocos meses ya era conocido como una de las personalidades más prestigiosas de la ciudad.

John Eliot Gardiner en una actuación durante el "Festival Bach" en la Thomaskirche. Mayo de 2007


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